Nuestra Historia
Un monumento «vivo»
La Parroquia de Ntra. Sra. de la Oliva, – Monumento Nacional desde 1931-, se define como una sucesión de diferentes estilos artísticos desde la Edad Media, en que inició su construcción, hasta nuestros días. Por tanto, ha estado en continua evolución y transformación a lo largo de toda su historia. Ha sido y es un edificio “vivo”, que ha ido creciendo y ampliándose a lo largo del tiempo, con la virtud, de que ese crecimiento, nunca fue en detrimento de las etapas anteriores, sino que han convivido y conviven en perfecta armonía, aportando cada época su impronta al templo. Esto, ha hecho posible que hoy podamos contemplar toda una variedad de estilos artísticos y técnicas en su interior.
Herencia mudéjar
Es un templo de planta rectangular dividida en tres naves y cada una de ellas se divide en cinco tramos que se cubren por bóvedas todas diferentes unas de otras, como las bóvedas mudéjares, decoradas con diferentes motivos desde lacerías a paños de sebka y sustentadas sobre arcos de herradura apuntados, de herencia islámica de ahí que la parte medieval del templo, -hacia los píes del templo- tenga esa impronta tan fuerte del arte musulmán.
Ampliación renacentista
Durante el Renacimiento tuvo lugar la ampliación que consistió en añadir un tramo más a cada una de las naves del templo, y una nueva cabecera que alberga el altar mayor de Alonso Cano, obra cumbre del arte español porque ilustra el tránsito del Renacimiento al Barroco que tuvo en Alonso Cano a uno de los precursores del Barroco en España.
En el retablo se aprecia el equilibrio que presentan las tres artes que forman parte del retablo ( arquitectura -referida a la composición y diseño del retablo-, pintura y la escultura)propia del Renacimiento…pero donde se observan por primera vez una serie de novedades que anuncian un nuevo estilo, como la decoración en espiral de las columnas que dividen el retablo o la ruptura de la línea recta en la cornisa que divide el retablo en dos cuerpos; con ello se trata de dotar a la obra artística de movimiento y dinamismo, para que a través del movimiento empieza a hablar y atraer la atención del fiel hacía lo que se representa en él retablo.
Etapa barroca
Destacan otros retablos menores como el de Santiago o de los Patronos que preside la nave del Evangelio o el de Santa Ana o de los Santos, que preside la nave de la Epístola ambos de finales del XVII o el Retablo de la Virgen de la Piña que preside la capilla funeraria de la familia de los Vela del s. XVI y realizado por Juan Bautista Vázquez “El Viejo”. También las capillas barrocas que se construyen a principios del S. XVIII en el muro del Evangelio como la Capilla Bautismal a la altura del coro también del s. XVIII, que conserva en el órgano de Diego de Orio, o la Capilla de las Ánimas, del taller local del s. XVIII y que alberga la talla del Cristo Yacente o de las Cinco Yagas del s. XV en estilo gótico una de las más antiguas de Lebrija.
Es reseñable la Sacristía nueva, obra de Hernán Ruiz II, de planta centrada y cubierta por bóveda de media naranja con linterna, que actualmente comprende el Museo de arte Sacro, donde se conserva parte de los enseres que han formado parte del ceremonial del templo a lo largo del tiempo con piezas textiles y de orfebrería sobre todo, además de pintura e imaginería.
El patio de los naranjos
El Patio de los Naranjos tiene su origen en un espacio externo al templo que acaba conformando un corral anexo a la Iglesia y que se le da un aspecto mucho más rico durante la ampliación que se lleva a cabo en el templo durante el Renacimiento, conformando una galería de arcos de medio punto sobre pilares de ladrillo que se sustituyeron en el s. XVIII por las columnas de mármol que presenta a día de hoy, el claustro de Santa María de la Oliva, que a través de la vegetación y los naranjos no sólo recuerdan el Patio de los Naranjos de la Catedral de Sevilla en la que se inspira, sino que representan una evocación del Paraíso Terrenal, repleto de vegetación y la presencia del agua en uno de sus flancos en lo que se conoce como la Zona del Agua del templo, donde se encuentra los pozos , la pila y los aljibes mudéjares del templo del s. XV y que recuerdan la Vida.
Entre los elementos que se encuentran en el Patio destaca la Capilla del Sagrario o de Verano, de principios del s. XVIII, de planta centrada y bóveda de media naranja, presidida por un retablo barroco dedicado a la Inmaculada Concepción, donde tradicionalmente se traslada el Sagrario en Verano realizando los cultos y misas del templo desde el patio en verano, un lugar más fresco y agradable.
También contamos con la capilla del Ecce Homo, una pequeña capilla que albergo la imagen del Cristo del Ecce Homo titular de la Hermandad de los Gitanos de Lebrija, con un pequeñito altar pasional ( dedicado a la Pasión de Cristo)
Por último destacar la puerta mudéjar del s. XIV, donde observamos un minucioso trabajo de ebanistería y que se enmarca en un arco conopial cristiano, con alfiz y decorado con motivos de laceria de tradición islámica, ejemplo de mezcla entre lo cristiano y musulmán propio del Mudéjar.
Finalmente destacar la antigua puerta de acceso al templo, conformada originariamente por un arco de herradura decorado con dovelas que se adintelo para darles mayores dimensiones o darle aspecto cristiano a un elemento propio del arte islámico.
Junto a esta puerta de acceso, se encuentra la antigua pila bautismal procedente de un antiguo capitel romano y que según cuenta la tradición fue bautizado Elio Antonio de Nebrija.
Por último desde este patio de los Naranjos se accede a un patio mudéjar construido en ladrillo que formaba parte de las dependencias privadas del clero que asistía al templo y que se conoce como el Patio de la Clavería.